Dios

Vives ahí arriba.

Y decides probar. ¡Bang! A partir de la nada, creas el universo. Y con él, el tiempo. Y ves que como divertimento está bien. Al principio pasas el rato toqueteando tu nuevo juguete, pero pronto te aburres. Necesitas más emoción. Es bonito que los planetas sigan su curso inflexible, que el imperio de las leyes físicas se extienda hasta el último confín. Es bonito, pero no es nada más que un mecanismo. Sin más. Y si hubiéses querido un reloj, hubiéses hecho un reloj.

Así que decides organizar una competición. Crear algo que llamarás vida. En distintos lugares. Y no siempre simultáneamente. Y que compitan por la supremacía, por la conquista. Que el imperio de la física se convierta en el imperio de la fuerza.

Todo va a la perfección, la vida evoluciona. Primero los organismos unicelulares, luego los pluricelulares.. Primero las algas y los peces, luego las plantas y los reptiles... Desde ahí arriba no te interesan demasiado los detalles, más ameno te parece el plan general. Anda, mira, si los mamíferos ya tienen hasta mitocondria. Y eso que anda en dos patas, mira que salado, cómo se tropieza...

¿Y por qué se para?
¿Y por qué mira hacia arriba?