Thursday, March 29, 2007

El hombre que dividia a los caballos

Tres hermanos heredaron 7 caballos. Y decidieron repartirlos en testamento según los designios de su padre.

Su padre había dictaminado que el hermano mayor recibiría la mitad de la herencia. Es decir, 3,5 caballos.

El mediano, la mitad que el mayor. Es decir, 1,75 caballos.

Y el pequeño, la mitad que el mediano. Es decir, 0,875 caballos.

Los tres hermanos discutieron horas y horas. Y no llegaron a ninguna conclusión. Se trataba de una división imposible.

Así que decidieron pedir ayuda a Dios.

Dios, desde el cielo, esbozó una sonrisa, y les dijo.
"Está bien. Os ayudaré. Os dejo un caballo. Pero me lo teneis que devolver en un minuto. Y durante ese minuto, volveis a hacer la división".

Los tres hermanos no entendieron nada, pero aceptaron. Aunque uno no era suyo, ahora tenían ocho caballos. Entonces volvieron a dividir su herencia, siguiendo de nuevo los designios de su difunto padre:

El mayor se quedó con la mitad: 4 caballos.

El mediano se quedó con la mitad de la parte del mayor : dos caballos.

Y el pequeño, con la mitad de la parte del mediano: un caballo.

Y les sobraba uno. El de Dios, que, súbitamente, se esfumó.

Habían solucionado el problema. Es más, todos habían salido ganando.

Los tres hermanos le dieron las gracias a Dios. Y proclamaron sus gracias a los cuatro vientos durante el resto de sus vidas.

Dios, por su parte, comprobó con gozo que es el tipo de Dios que el hombre necesita.

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